viernes, 7 de marzo de 2014

III Ultra Trail Sierras del Bandolero (150Km)

Por fin, después de dos intentos fallidos, se cumplió el refrán y a la tercera fue la vencida. Tras casi 38 horas, dos noches sin dormir y cerca de 150 kilómetros conseguí terminar el Ultra Trail Sierras del Bandolero.

El primer año fui demasiado osado. Sin apenas experiencia me aventure a desafiar a la Montaña. Evidentemente, fui derrotado. Me fallo todo. Planificación, cabeza, saber leer la carrera, reconocer los avisos que me daba mi cuerpo, ...

Al año siguiente, con algo más de experiencia desafié de nuevo a la madre naturaleza. Esta vez los dioses me castigaron por mi osadía de la edición anterior e hicieron que el cielo cayese literalmente sobre mi cabeza. Tras unas cuantas horas bajo una lluvia torrencial, volví a retirarme.

Este año la Montaña fue benévola conmigo. Creo que a fuerza de insistir dijo, "Vamos a darle buen tiempo a Chapi por pesao".

A continuación paso a relatar mi tercer intento en el Ultra Trail Sierras del Bandolero.


Es viernes por la mañana, no he ido a trabajar. De esta manera llego  a Prado del Rey lo más descansado y relajado posible. Pronto piso la plaza del pueblo. Lo primero es la foto de rigor a la línea de meta.


Mientras cruzo la misma, por la cabeza me ronda una única pregunta ¿Conseguiré cruzarla el domingo?.

Me dirijo a la carpa a recoger mi dorsal y entregar las bolsas para los dos puntos intermedios.


Realizo la revisión del material obligatorio.


¿Terminara el dorsal 27 la prueba?


En la plaza nos encontramos múltiples compañeros con los que he luchado en más de mil y una batallas por los montes. Algunos participantes y otros parte de la organización.


Poco a poco va llegando la gente.



La tensión se siente en el ambiente.


Antes de dirigirme al cajón de salida me hago la última foto con mi mujer.


Ya no hay vuelta atrás. Mi objetivo se encuentra a casi 150 kilómetros de distancia. Por delante tengo 40 horas, dos noches sin dormir, para alcanzar la meta. Ya solo queda empezar a caminar y encomendarse a los dioses.


En la salida somos escoltados por Curro Jiménez y su cuadrilla.


Ando tranquilo, no tengo ninguna prisa. Divido la carrera en pequeños objetivos. El primero esta cercano, es el primer punto de avituallamiento, El Bosque.


Como unas vituallas y sigo con paso firme.


Ahora empieza lo bueno. Por delante tenemos una larga y constante subida hasta el Puerto del Boyar. Como aperitivo nada más salir del pueblo nos topamos con un pequeño cortafuego.


Tomo un respiro, miro a mis espaldas y me quedo sin aliento al ver tan bonita puesta de sol.


Pronto la oscuridad me envuelve. Hay que echar mano de los frontales. Es curioso ver la serpiente de luces que formamos los participantes.


Mi ritmo es lento pero constante, no tengo prisa. Lo tengo más que claro. Si la rodilla no me da ningún problema, esta vez termino la prueba. Los kilómetros van cayendo poco a poco. Mi siguiente objetivo es el avituallamiento de los Llanos del Campo. Antes de darme cuenta ya lo he alcanzado. Se toma algo y a seguir subiendo.



Pronto alcanzo el puerto del Boyar, llevo cuatro horas de prueba y las sensaciones son perfectas. A partir de este punto se entra en territorio bandolero. Este tramo es espectacular. La noche esta clara y estrellada. A pesar de la oscuridad que nos rodea, las vistas son increíbles. Cada vez que miro a mi derecha veo iluminados todos los pueblos y ciudades de la bahía de Cádiz. La sensación es indescriptible. En poco menos de cuatro horas alcanzo Villaluenga del Rosario. Allí me esta esperando mi mujer, que fue mi ángel de la guarda durante toda la prueba. Aquí la organización nos da un caldito calentito que resucita a un muerto.


A partir de este punto abandono el mar de piedras que es la Sierra del Endrinal. Ahora tengo bastante kilómetros de pista fácil y corrible. La pista me invita a trotar un poquito pero no me atrevo. Cada vez que me entran ganar de correr, me digo "Nooooooooooooooo, aguanta el genio que tu objetivo es Prado del Rey".

Ya estoy subiendo la famosa cuesta de la ermita. Las luces de Ronda se vislumbran en el horizonte. El sol empieza asomarse por detrás de la montaña. Dejo la primera noche en el pasado, he vencido a Morfeo.

En el polideportivo de Ronda me cambio de ropa. El día va a ser caluroso, por lo que me quito toda la ropa térmica, me visto lo más fresquito posible y emprendo la marcha.

Siguiente objetivo es Benaoján. Llego aquí bastante cómodo, apenas paro y me lanzo a por Jimera de Libar. Son ya casi la una de la tarde y tengo un hambre atroz. En este pueblo se encuentra mi mujer con un bocadillo de filetitos con tomate y una fresquita "Estrella Galicia".


Con la tripa llena y el gaznate fresquito pongo rumbo a Cortes. En este pueblo es donde abandone en la primera edición. La palabra abandono esta vez no existe en mi cabeza.

Llego al pueblo maldito más fresco que una lechuga.


Aquí me tomo un platito de arroz y reemprendo pronto la marcha. Quiero llegar a Villaluenga de día.


Un pequeño sendero me saca del pueblo y me devuelve al mar de piedras que es la Sierra de Grazalema.


En las fotos siguientes se puede observar perfectamente el porque son tan famosas las piedras de Grazalema. 




Llego a Villaluenga de día, objetivo cumplido. Mi mujer me recibe a la entrada del pueblo. 


Y los compañeros Surmurais me reciben con una fresquita Cruzcuarius.



En el punto de Control me siento Killian Jornet. Mi mujer, Yolanda y Deeper se encargan de darme la comida, cambian las pilas del frontal y del GPS, hacen el trasvase de cosas de una mochila a otra y lo más importante, las palabras de ánimo y cariño que me llenan de energía.


Ya esta a punto de anochecer. Con los últimos rayos de sol me meto de nuevo en plena Sierra de Grazalema.


Llevo casi 107 kilómetros y un poco más de 25 horas. Prado del Rey cada vez esta más cerca. En las primeras estribaciones de la Sierra del Endrinal decido parar y esperar a otro participante. Ya es de noche, llevo muchos kilómetros en las piernas y no veo prudente hacer este tramo solo. Pronto me alcanza Paco Marañon, un experto habitante de la montaña y decidimos hacer los kilómetros restantes de los Bandoleros juntos. La Sierra del Endrinal se nos hace eterna. Nos lleva casi cuatro horas alcanzar Grazalema. 

Son las doces de la noche. Del puerto del Boyar hasta El Bosque es todo cuesta abajo. Poco a poco morfeo nos intenta atrapar, lo combatimos con mucha charla. En esta segunda noche empiezo a tener alucinaciones debido a la falta de sueño. Paco me dice que no me preocupe que es algo normal. 

Pronto alcanzamos los Llanos del campo, y a continuación Benamahoma. Aquí nos tomamos un café más negro que el sobaco de un grillo.

El río Majaceite, que nos lleva al Bosque, viene cargado de agua. El sonido del agua nos acompaña durante todo el sendero. Sin darnos cuenta ya estamos en el Bosque. Aquí de nuevo esta mi mujer. Engullo otro cafe y tiro hacia delante. Ya sólo nos quedan 12 kilómetros. Calculo que llegaremos de día a Prado. 

Con la ayuda de Yolanda, conseguimos vencer al sueño. El camino se hace muy lento, pero pronto en la lejanía se avista Prado del Rey.

Antes de subir la última cuesta me apoyo en una farola y tomo un respiro.


Después de un día y dos noches sin dormir conseguí el sueño de ser Bandolero. 




Esta victoria se la dedico a la persona que más quiero y que nunca voy a dejar de amar, mi mujer Yolanda.


También agradezco el apoyo de todos los SusMurais que estuvieron durante la prueba animándome y los miembros de grupo Tritón que durante todo este año no han parado de decirme que este era mi año.




1 comentario:

  1. Enhorabuena máquina !! ahora a soborear con otra Estrella Galicia la victoria.
    Sergio K2

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