sábado, 29 de marzo de 2014

X Homenaje a la Legión. (48 Km)

Así es como quedaron nuestras armas de caminar después de un bonito y tranquilo día en el campo. 


Retrocedamos doce horas en la máquina del tiempo para llegar a descubrir el porque de tanto barro.

Se presenta un duro y mojado día por delante. El desayuno es copioso. Hay que tener la pilas cargadas. Por delante espera una jornada de más de diez horas y casi cincuenta kilómetros. Que bonitas son, limpitas y  sin barro.


La línea de salida esta abarrotada de gente. El cielo esta encapotado. Algunas gotas de lluvia caen sobre nuestras cabezas. Los dos comentarios más repetidos son ¿Cuanto fango habrá? ¿Lloverá?


El refrán "Al mal tiempo, buena cara" viene perfecto para un día como el de hoy.


Antes de empezar se saluda a los amigos. Javier, integrante de los Kroquetas, gracias al cual me ahorre unos cuantos kilómetros en la UTSB.


Se escucha el petardo de salida y empieza la prueba. Por delante nos esperan casi cincuenta kilómetros por la Serranía de Ronda. 

Con paso firme se pasa por el Tajo de Ronda.



Ya estamos fuera de Ronda. Los primeros pasos son por pista de albero. El ritmo no es malo, no hay lluvia, no hay barro. Por ahora todo marcha viento en popa.


Un gran manto verde tapiza el campo. 


La gente esta animada y no deja de hablar hasta que se alcanza la primera cuesta.


Las risas y las bromas se han cambiado por silencio. Nadie quiere desperdiciar energía.


Pronto se llega arriba. Todo marcha sobre rueda, pero hay algo que no nos gusta. En la lejanía, en la siguiente cuesta, observamos como la gente se agolpa. El único significado para ello es el temido barro.


Y efectivamente, nos topamos con el barro.



En algunos tramos es mejor salirse de la senda. Al fondo se observa la ciudad de Ronda y unos grandes nubarrones ¿Nos lloverá?


Tras coronar la última subida la vista de Benaojan es impresionante.


En teoría a partir de aquí ya no habrá más barro. A veces parece que se llevan botas de buzo.

Ya estamos en Benaojan, en este punto se separan las dos modalidades de la prueba.  A la derecha, los participantes de la corta realizan la subida nada más salir del pueblo. Es una subida corta en zig-zag. Corta pero intensa.


Ya estamos en Montejaque, ahora nos toca a nosotros. Esta vez es la famosa subida de la Ermita. 


A mitad de la subida, miro hacia atrás y compruebo como el pueblo de Montejaque ha crecido adaptándose a la montaña que lo cobija. 


Ya estamos arriba. Ronda se ve cerca en el horizonte. 


Los kilómetros van cayendo, pronto llegamos al cuartel. Tras este se llega a Arriate. Los paisajes por los que transitamos nos ayudan a hacer el camino más llevadero.



Los kilómetros van haciendo mella en nuestras piernas. Nada más salir de Arriate nos metemos en la Garganta del Arroyo de la Ventilla.

Este camino que se lo recomiendo a todo el mundo que venga a visitar Ronda. No es nada técnico y se puede hacer tanto en verano como en invierno, ya que es muy sombrío. La longitud del mismo es de poco más de ocho kilómetros ida y vuelta. Esta perfectamente indicado.








Este tramos nos hace olvidarnos de los kilómetros que llevamos encima.

La salida de la garganta se encuentra sobre el kilómetro treinta y cinco.

Ya somos consciente de que llegaremos fuera de control y con la meta cerrada, pero no nos importa. Hablamos con la cola de carrera y les decimos que llevamos ropa de abrigo, el track de la prueba, frontal, .... que si quieren que recojan las balizas y tiren hacia delante. Sin dudarlos nos indican que nos acompañaran hasta la línea de meta.

Poco a poco va oscureciendo. Las nubes son cada vez más negras. ¿Nos lloverá? 

Ronda la tenemos al alcance de la mano.


Hace frío, nos abrigamos. La meta esta cada vez más cerca.

Finalmente, después de más de diez horas estamos debajo del arco de meta. 

Yolanda ha completado su prueba más larga, fuera de tiempo, pero ha llegado a pesar de las molestias en el abductor desde casi la mitad de la carrera.


Otra prueba terminada juntos.


PD. No llovio.



domingo, 23 de marzo de 2014

Sierra de San Bartolo

Después de mucho tiempo queriendo hacer esta ruta y bicheando por Internet las distintas opciones que existían, el pasado domingo 23 de Marzo nos decidimos a caminar por la cresta de la San Bartolo, perdernos por el pinar de la playa de Bolonia, atravesar la duna de Valdevaqueros y finalmente visitar la pedanía de Betijuelo.

Dejamos el coche enfrente del bar-kiosko San Bartolo.


Los primeros metros de subida son por pista de albero.


Como todo buen camino por Bolonia, no faltan las vacas del lugar.


Hay que seguir las indicaciones a la zona de escalada.


La pista de albero pronto se transforma en camino de piedra, asemenjándose a una calzada romana.


A nuestras espaldas la sierra de Fates.


A medida que se gana altura se puede ver la playa de Valdevaqueros, Tarifa y al fondo se puede vislumbrar las montañas de Marruecos.


Inmensa roca donde los escaladores hacen sus primeros pinitos.


Una vez terminada la subida, el camino se topa con una valla. Merece la pena cruzarla para obtener una vistas impresionantes de la ensenada de Bolonia.



Volvemos a la valla y el camino continua subiendo. La valla se deja siempre a la derecha de la senda. Hay que trepar por unas piedras.

En la siguiente foto se puede observar a Edurne Pasaban de Conil trepando por las rocas.



Pasada estas piedras, el sendero transita por la cresta de la Sierra de San Bartolo.


La misma discurre por el cortafuego.


A lo largo del día nos toparemos con múltiples bunkers. En la foto aparece Bimba, perra que nos encontramos al principio del camino y nos acompaño durante toda la jornada.


Continuamente al fondo se observa el norte de Africa.


Durante la bajada, nos encontramos con el cartel indicativo de vista panorámica. Evidentemente no se puede dejar pasar la oportunidad de subir al mirador. 




Después del breve descanso, se continua bajando.


A nuestra derecha se ve una pequeña valla. Atravesando la misma a pocos metros se encuentra otro bunker.



Unos cincuenta metros más abajo, existe otra valla. Se abandona la senda principal, abrimos la angarilla y la cerramos nada más pasarla. A partir de este momento se abandonan los espacios abiertos para entrar en el pinar.



Tras poco más de tres kilómetros llegamos a la pista que conduce al antiguo acuartelamiento.

Es increíble como la duna se ha comido la carretera.





Nada más cruzar la duna, se gira a mano izquierda dirección betijuelo.


Preciosa vista de la Sierra de San Bartolo.


La subida es por una senda estrecha. Nada recomendable en época de lluvia.


A lo largo de la ruta los carteles indican la dirección a seguir.


En el cruce que lleva al Tesoro escondido, se coge la carretera hacia la derecha.


Increíble el atlas marroquí.



Tras poco más de cuatro horas y medias terminamos esta bonita ruta, celebrando el final de la misma con una cervecita fresquita en el bar-kiosko San Bartolo.


Recomiendo esta ruta a todo el mundo. La subida hasta el primer mirador merece la pena. No es muy larga, la pendiente no es demasiado fuerte y nada técnica.